En una habitación iluminada de manera tenue, la reina del trío con mano en su regazo estaba en rodillas, adorando el pene del hombre con su boca ansiosa y manos ágilmente habilidosas.Sus pechos gordos colgaban sobre su miembro mientras lo tragara por completo, exprimiéndolo con su garganta apretada.Los ojos de la cangrejera de caballerizos brillaban con excitación sexual mientras le lamía la punta con la lengua, degustando su propio jugo dulce y suave de su intimidad.Cuando se encontró sentada encima de él, sus mejillas se sonrojaron por su excitación, presionando su vagina contra su pene, haciendo que sus labios de vagina se enjuaguaren de cada pulgada de él.Lloraba y mostraba un deseos travieso, no podía tener suficiente de su sólido miembro mientras lo arrancaba hondo en el corazón de su vagina húmeda y humectada.El hombre rodaba en su regreso a tiempo con el ritmo, mezclando sus gruñidos en una sinfonia carnavalesca que resonaba en la habitación.La mujer era insaciable, demandando una sesión oral igualmente caliente como la que había proporcionado anteriormente.Cuando inclinó la cabeza entre sus piernas, su lengua jugueteaba y mordisqueó su clítoris hinchado, mientras sus paredes vaginales temblaban de anticipación por más pene.El hombre lamió la prominente almohadilla de la mujer, extrañando su dulce néctar y lamiendo sus pliegues sensibles como una esclava de pene.Con su ansia mutua creciendo violentamente, se movieron a diferentes posiciones para maximizar el placer.La cangrejera de caballerizos seductora montaba en él en vaquera, sus paredes vaginales se pegaban firmemente a su miembro como rodaba en su pene, clavándose en reversa vaquera.Cambiaron a caballito y spoon, follando fervientemente hasta que sus orgasmos se desecharon por toda su cuerpo como una pintura húmeda.Él sacó de su vagina temblorosa, y con un último empuje, depositó su caliente semen profundamente dentro de ella, cubriendo su interior y marcándola como suya.A medida que las extremidades interconectadas de la pareja se enfriaban y quedaban exhaustas en un abrazo mojado, la escena erótica continuó en sus mentes, una memoria grabada eternamente en ambas, como prueba tangible de su amoral y traviesa amistad sexual.Sin duda era un testimonio de cuánto un esclavo de la mamada podía hacer que un hombre se sintiera que estaba follando una vagina húmeda y estrecha todo el día y toda la noche.Sus mentes viajaron al reino de posibilidades sexuales, pensando en su próxima sesión y cómo podrían probar nuevos líos.Sonrieron, sabiendo que como estaban juntos, nunca necesitarían otro compañero de orgía más, ya que eran una máquina de satisfacción para el otro.
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