Al principio de la escena, la joven y inexperta sirvienta está limpiando con ahínco una gran escritorio, completamente desconocida de las deleitables sensaciones que la esperan ese día.Su empleadora, la fascinante maestra con un aire de dominación, entra en la habitación y la observa de reojo.La sirvienta continúa trabajando de manera diligente, plenamente ignorante de las secretas deseeanzas que se agitaban en el corazón de su maestra.De repente, sin una palabra ni un gesto, la maestra ordena a la sirvienta que se desvista hasta su lencería un corsé negro que resaltaba su abundante pecho y medias con fajitas que correspondían.Mientras la sirvienta obedecía, la maestra tomaba su tiempo para apreciar los encantos de sus nuevas juguetes su pechos llenos y firmes, sus cintas curvas, la forma en que pout sus labios al pensar en las alegrías que pudieran traerles.En un tono mandatorio, la maestra instruye a su sirvienta para que se ponga de cuclillas, revelando un trasero bien trabajado que pedía un castigo con el cintillo.Mientras el corazón de la sirvienta aceleraba con la anticipación, podía sentir que sus pezones endurecían bajo la intensa mirada de su maestra.Sabía que ese día sería como ninguno otro un día lleno de prácticas peculiares, tal como se había ordenado por la dominante que tenía todo el poder en esa casa.La sirvienta sintió que sus rodillas temblaban y sus labios temblaron con excitación al darse cuenta de lo que venía a continuación.Los ojos de la maestra parpadeaban con malicia al sacar una máquina vibradora un dispositivo que prometía placer y dolor.Con cada toque, el dispositivo se acercaba a su húmeda vagina, extendiéndola a su máxima expresión en la preparación para lo que iba a seguir.Como los labios de un beso, cuando se separaron, su respiración se hizo más pesada por la emoción y el nerviosismo.Pudo sentir que anhelaba más, deseando el toque de su maestra sobre ella.El vibrador la atravesó profundamente mientras luchaba para contener sus gemidos y el dolor que pronto se convirtió en placer, su cuerpo temblando con cada golpe.Entre los momentos sensuales y perversos, la perversidad de la sirvienta aumentó estaba volviéndose más sumisa y ansiosa por aprender de su maestra experimentada.La sirvienta lamió sus labios al pensar en el dildó que la esperaba, imaginando cómo lo estiraría mientras veía a su maestra usándolo con precisión experta.El cuerpo de la sirvienta tembló en respuesta al reconocer que estaba destinada a un mundo más allá de sus propios sueños.Un mundo donde cada acción estaba dominada por el dinamismo de poder entre dos mujeres, la joven sirvienta estaba destinada a explorar su verdadero sexo a través de este nuevo entrenamiento.Y al participar juntas en estas prácticas peculiares, su lujuria por el otro solo crecía y se volvía más incontrolable, su hambre por el otro insatisfecha.Y con cada intercepción de los cuerpos, los dedos y las lenguas explorando cada pulgada de las prohibidas deseeanzas de la otra, la dueto de maestra y sirvienta alcanzó un apoteósico círculo juntas.Y cuando se disolvió la danza erótica, la sirvienta quedó con una nueva fuerza y confianza en su poder sexual propio, siempre agradecida a su maestra dominante que la había modelado en la más perversa de las sirvientas.
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