Passiones Selváticas de Mesa

Mientras se adentraba con paso sosegado por la cocina, su falda ajustada ondulando con cada paso, no podía evitar notar la atracción irresistible y musculosa de su trasero.El calor que se desencadenaba entre ellos cada vez que se cruzaban con una mirada ardiente indicaba que su química estaba a punto de desbordarse en una pasión húmeda y ardiente.La mesa de madera protestaba bajo la tensión de su unión física en un éxtasis frenético.Aferró su cintura con fuerza y extendió sus piernas hacia atrás sobre la superficie de la mesa, permitiéndole explorar cada rincón de su humedece vagina con su lengua mientras se arqueaba hacia atrás soltando un grito sensual.Su trasero estaba completamente expuesto para su adoración, como una píldora para su deleite, cuando lamió con su lengua el pequeño pero sensible lugar justo por encima de su culo.Ascendió, deslizó su pene duro entre sus labios antes de hundirse profundamente en su ansiosa vagina.El espectáculo de ambos montándose en la mesa, tan primitivos y crudos, era suficiente para hacer latir el corazón de cualquiera con una emoción indomable.Sus gemidos se volvieron cada vez más fuertes conforme se entrelazaba con ella en la forma de la pose del perro, agarrando su cintura con fuerza y empujándola contra él en cada estocada, dejando ningún espacio para que la mesa no se balanceara bajo su intensa intimidad.Su vagina se apretaba alrededor de su pene, como si estuviera implorando más de él.Era evidente que estaban a punto de correrse en cualquier momento.Sus manos ascendieron para comenzar a jugar con su enrosado clítoris mientras la embestía desde atrás, creando una sinfonía perfecta de placer y dolor.La tensión dentro de ellos continuó acumulándose hasta llegar a su punto de ebullición, una ola de lujuria que se deslizó sobre ambos, ahogando cada otra sensación en la habitación.Solo antes de que llegara su orgasmo, él se retiró de ella, asegurándose de rozar su pene contra sus labios hinchados.Susurró y agarró su cabello mientras la jodió en la cara, impidiendo un nuevo nivel de dominación que hacía que sus pasiones se volvieran aún más desenfrenadas.El orgasmo que pronto cubrió su cuerpo fue el más fuerte que jamás había experimentado, su vagina chorreó y contrajo como si estuviera esforzándose por tragarse cada gota del semen suyo.Su orgasmo llegó al clímax a la vez que una cascada de líquidos espesos se derramó sobre su rostro y se filtraba en su boca abierta.La habitación estaba llena de una atmósfera de satisfacción y exaltación, testamento a sus pasiones de mesa que nada más eran salvajes y desenfrenadas.